El Abasto y sus cajas con productos patrimoniales de la Región de O’Higgins

El Abasto y sus cajas con productos patrimoniales de la Región de O’Higgins

Cordero del secano, queso de cabra de Marchigüe, aceite de oliva de Lolol, sal de Lo Valdivia y Chacolí de Doñihue, son algunos de los insumos elegidos por este proyecto.

El Abasto es una historia de rescate y reinvención. Todo comenzó hace unos tres años cuando Consuelo Poblete e Ítalo Prelle se fueron a vivir a Rancagua, en la Región del Libertador General Bernardo O’Higgins. Una vez instalados se dieron cuenta que había mucha información sobre los productos agroalimentarios patrimoniales de la zona, pero nadie la estaba aplicando. 

Cordero del secano; quinoa de Paredones; queso de cabra de Marchigüe; aceite de oliva de Lolol; sal de Lo Valdivia; cochayuyo de Navidad; sierra y piure de Bucalemú; Chacolí de Doñihue; y chicha, son algunos de los insumos típicos de este lugar, los cuales se ven en algunas mesas locales de manera aislada, pero no bajo un concepto global de gastronomía regional. 

Fue entonces cuando esta pareja, con experiencia en banquetería y food trucks, decide hacer algo al respecto. De ahí nace El Abasto, restaurante que como tal se gestó en enero de 2019, para abrir sus puertas en julio con una puesta en escena que también expresaba la historia de la región mediante el mimbre y la cerámica. 

Todo andaba genial hasta que llegó la pandemia, lo que obligó a Consuelo e Ítalo pasar al formato delivery. Luego de diversas pruebas desarrollaron sus cajas, las que están compuesta con diversos productos de la zona que ellos mismos escogen. “Se hace un recorrido territorial a partir de la Ruta de los Abastos, donde vamos conociendo a las personas y los productos; vemos si el insumo es coherente con el discurso de quien lo hace porque, independiente si tiene un contexto e historia, tiene que ser sabroso y regalar una experiencia al paladar. Todos son productos patrimoniales que han estado por generaciones y los elegimos porque nos gustan, porque las personas los reconocen y están en la memoria colectiva de la gente en la Región de O’Higgins”, cuenta Consuelo, aclarando que los componentes de sus cajas van cambiando, pues son de temporada y dependen de los productores. 

Dentro de su repertorio tienen tres tipos, más la Box Dieciochera, estrenada a principios de septiembre. Una de ellas es Box Aperitivo, la que llega con una buena presentación, que incluye unos individuales con el mapa territorial de la región y sus productos.

¿Con qué más te encontrarás? Con un intenso y profundo queso de cabra de Marchigüe, del secano interior, madurado por 30 días, que se puede disfrutar solo o con una genial mermelada de Higo Nuez Don Ignacio Gourmet, hecha 100% a mano y libre de gluten, de dulzor preciso y buena textura, pues viene con trozos de sus ingredientes. A todo esto, se suman dos tremendos productos ahumados, donde se percibe una gran destreza por parte de Ítalo, que es el maestro ahumador. Uno es un pulpo que, si bien, no es de la región, para el proceso se utiliza chip de barrica de roble de la zona y va con aceite de oliva de Lolol y sal de Lo Valdivia. ¿El resultado? Un molusco terso y sabroso, con un elegante ahumado final. El otro es su tremendo paté de berenjena ahumado, que ya te cautiva en nariz. En boca es muy cremoso, con cierto toque a aceituna y con un humo delicado. Totalmente adictivo.

Y todo esto va genial con uno de los productos estrella de la caja: un Chacolí de Doñihue. Para los que no lo conocen, se trata de un vino que se produce, principalmente, en el País Vasco, pero que ha estado en Chile desde finales del siglo XVIII, alcanzando su punto más alto a mediados de 1800. "Es un vino joven, patrimonial, que es una tradición vasca que llegó a Chile en el período de la Colonia y fue el vino con el que brindó O’Higgins en la batalla de Chacabuco. Estuvo muy botado por mucho tiempo y se empezó a recuperar hace unos 5 años”, detalla Consuelo. 

A la vista te cautiva por su color guinda vivaz, mientras que en nariz ya sientes esa fruta roja fresca que luego inunda tu boca. Tiene un rico dulzor, lo que, combinado con su cuerpo ligero y frescor, pues ideal servirlo frío, resulta fácil de beber. Por todo esto, es una tremenda opción para el aperitivo y marida muy bien con todos los ingredientes de esta caja que producto de la cuarentena y la reinvención de El Abasto ahora nos permite conocer y disfrutar, en cualquier parte del país, de un sabroso pedacito de la Región de O’Higgins.

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